ESPACIO DE EXHIBICIÓN “E”

• Nombre de la obra: Iluminada
• Dimensión: 140 x 107 cm
• Lugar de creación: La Habana, Cuba
• Año de creación: 2023
• Soporte pictórico: Mixta sobre lienzo

Humilde y aferrada a la tierra

Llega desnuda a las aguas de un lago

Devuelve el líquido prestado

Y el otro a la tierra lo regresa

Bajo un cielo de ocho estrellas

Siete de ellas embellecen el acto

La del centro, luz interna

Llena su alma de arte abstracto

• Nombre de la obra: La Profecía
• Dimensión: 140 x 107 cm
• Lugar de creación: La Habana, Cuba
• Año de creación: 2023
• Soporte pictórico: Mixta sobre lienzo

Acaricié mi fin antes de empezar, arrullé entre estos tibios brazos la fría despedida y este rostro pálido sin forma se llenaba de frívolas gotas que no le importan que estrecho de la tierra humedecerán.

Este cuerpo no lo sabía, pero yo sí; me odiaría si supiese que lo he utilizado todo este tiempo para poder cumplir conmigo mismo.

El corazón un poco más atento, el más propenso a caer en las mundanas lujurias de la tierra, que sin proponérselo me desviaba del propósito, se aceleraba en un ir y venir del silencio. Por el contrario, su órgano más complejo estaba sereno, como un bote pequeño en medio del mar o un artista que se levanta a las cuatro de la mañana a crear cuando aún la ciudad duerme.

Podría no haberme importado el mensajero, pero yo estaba tan fuera como dentro de todo eso. Mi único propósito era lograrme ser, a fin de cuentas, yo soy la profecía.

• Nombre de la obra: Luna llena
• Dimensión: 140 x 107 cm
• Lugar de creación: La Habana, Cuba
• Año de creación: 2023
• Soporte pictórico: Mixta sobre lienzo

Paseaban por el oscuro bosque una bestia y un alma clara. Se acompañaban desde hace tanto que ya no recordaban sus nombres. Tampoco era necesario, los dos formaban parte de un todo andante que sincronizadamente deambulaban cada noche entre la tupida arboleda que dejaba aisladas brechas al paso de la luz. Estaban perdidos desde hace mucho, creyendo que se encontraban en el lugar correcto, a fin de cuentas, no recordaban más que aquella misteriosa selva.

Una fortuita noche, en la que descansaban a la espalda de un raro claro de Luna, se descubrió ante ellos una extraña luz que iluminaba sus rostros como ángeles en fiesta. Era una hermosa estrella de ocho puntas, que desvelaba el sendero hacia la claridad de la llanura. Ambos perdidos siguieron la luz de la estrella, se sorprendieron al ver que lo que conocían no era más que una pequeñísima parte del inmenso mundo. La estrella volvió a su sitio, y ambos dos recordaron sus nombres. Un beso de despedida fue lo último que sintieron de ellos. La bestia al fin se colocó el manto rojo y viajó a los confines del universo y el alma clara, ya no presa de su ignorancia, galopó por la verde llanura mientras el viento despeinaba su pelo.